Continuando con el artículo anterior … hace unos veinte años me pregunté en qué creo, y respondí con esta especie de poema que he decidido compartir.
CREO
Creo en la Vida que yo mismo Soy.
Que la vida es real,
que no es sueño ni ilusión.
Creo, por lo tanto, que estoy vivo,
y que existo en este estado
al que llamo Vida.
Creo que este Estado
es una de la innumerables
expresiones posibles
de un Todo, del Ser Universal.
Creo que existe un Universo Real
del cual soy parte viva y expresión suya,
existencia en alguna medida consciente de existir.
Creo que mi existencia tiene por lo menos dos lecturas:
una tuya y otra mía.
Creo, por lo tanto, que no estoy sólo en esta Realidad de la cual soy parte,
que mi existencia es una más
en una multitud de existencias.
Creo que todas las existencias posibles
son todas expresiones del Ser Único,
Realidad Única que incluye a todo lo que es.
Creo que este Universo Único incluye planos
y dimensiones inimaginables de lo que yo mismo soy,
aunque no por ello menos reales.
Creo que el universo que podemos medir y calcular
es una mera anécdota, una hipótesis tan solo, otra más
de las tantas que reposan en el anaquel de las hipótesis posibles.
Mas creo que la Realidad no es una hipótesis,
aunque de ella nos hagamos hipótesis.
Creo que mi experiencia del Universo Real está altamente condicionada
por la arquitectura del instrumento con que experimento
y conozco la Realidad: es decir, mi propio cuerpo.
Creo que hay realidades de la Realidad que puedo experimentar,
y que hay otras realidades que escapan a cualquier posible experiencia mía.
Creo, por lo tanto, que la humildad es una virtud inteligente
que nace del simple reconocimiento de esta incapacidad estructural.
Creo que mi existencia es mortal, y que este hecho no es dramático,
ni producto de ningún error o pecado.
Creo que mi mortalidad es conveniente para la evolución de la Naturaleza,
e higiénica y saludable, abundante y beneficiosa para la Vida.
Creo que la Vida y la Naturaleza son siempre más extensas que mi mera existencia individual.
Creo que soy individuo solo en un cierto sentido,
sentido que, para mi propia individualidad es esencial,
pero que, en muchos otros sentidos, no soy nada individual,
sino mas bien una entidad sumamente divisible y fragmentable.
(Etimológicamente individuo significa no-divisible).
Creo que soy un agregado de átomos organizados en campos energéticos,
en comunidades moleculares, celulares y orgánicas,
es decir, que soy un organismo biológico complejo y coherente.
Creo que soy individual en el sentido de ser diferenciable de otros organismos,
pero no individual en el sentido de indivisible.
Creo que soy física y psicológicamente divisible.
Creo que estoy construido con una arquitectura totalmente común
a mi especie,
agregado de todas estas partes y partículas que me constituyen, transitoriamente,
es decir, que así como se han agregado la partes menores en organizaciones superiores, también es cosa inevitable que se desagreguen nuevamente mis componentes.
Creo que esencialmente soy energía
y que al disolverse y extinguirse mi existencia particular
nada se pierde, pues la energía no se crea ni se destruye,
solo se transforma.
Creo que soy fruto del Universo Real
y que, de alguna manera, mi destino es ser comido, devorado,
por otras existencias que se nutren de la mía, tal como yo,
mientras vivo, me nutro de otras existencias.
Creo que no hay drama en comer y en ser comido
que hay una Vida más grande que lo incluye todo.
Creo que el drama y el sufrimiento, existen
como consecuencia de la ignorancia.
Creo que la ignorancia de lo que somos
nos hace creer que somos lo que no somos,
y que entonces, desconectados de la Realidad, nos identificamos
con una forma a la que nos entregamos
y por la que sacrificamos nuestra existencia,
que luchamos y padecemos encadenados a esta identificación
con la forma del personaje que creemos ser.
Creo que no existe la forma personal perfecta,
ni corporal ni ritual,
que toda forma es transitoria y relativamente efímera.
Creo que la Realidad Universal
engendra innumerables formas,
unas enraizadas en otras, y que todas ellas,
al igual que todos los organismos vivientes, y que las ideas,
y los sentimientos que pululan en cada existencia,
están inevitablemente sometidas a las presiones selectivas que regulan
la evolución y el cambio de las formas,
la procesión en que se transforman unas en otras.
Creo que el bien y el mal son relativos
al ángulo desde el cual se mire:
que el mal para la gacela es el bien del león,
y que está bien que así sea:
que la Belleza de la Realidad
los incluye a ambos,
como la luz y la sombra sostienen la armonía de un mismo paisaje.
Creo que la Vida es Bella
y que la belleza es Justa
en el sentido que ella misma corrige sus desequilibrios
y conserva fluída su armonía.
Creo que es posible llamar Dios
a la Unidad-Orgánica-de-Todo-lo-que-Es,
o Alá, o Jahvé o Brahmán;
que da exactamente igual el nombre,
que lo importante es la noción
de Unidad-de-todo-lo-Existente.
Creo que todo lo que existe
es expresión de un Único Principio,
y creo que este principio de todo lo existente no tiene principio,
y que, por lo tanto, mi origen primero no tiene origen.
Creo que mi final, mi fin y mi sentido, son la entrega
a esta Realidad que no tiene origen, ni final, ni fin, ni sentido
que no sea esta entrega de Ella a Sí Misma;
como de hecho ocurre,
a través de esta existencia particular y efímera,
tan efímera como cualquiera existencia particular,
nacida y extinguida en su seno.
Creo que lo particular existe, pero que,
cuando se olvida que es particular y parte,
(porque es parte de un todo mayor al que debe su existencia),
debe, ese particular ciego y egoísta, extinguirse,
necesariamente superado por la belleza de una Justicia más amplia,
una armonía y solidaridad mayores.
Creo que el Amor existe,
que es una Experiencia y un Estado de Consciencia
y que tiende a crecer, tal como la fuerza de la gravedad crece
a medida que su éxito la intensifica.
Creo que el Amor es el saberse uno-con-el-otro
y finalmente uno-con-la-Unidad-de-todas-las-cosas.
Que el Amor es también impulso, necesidad e instinto,
de abrazar a otro ser y saber y sentir
que ambos coexistimos al mismo tiempo,
que ambos somos parte
de la simultánea Unicidad que nos incluye,
sea cual sea el nombre que le demos.
Creo en la Sabiduría de saber
y en el Amor de dar y recibir.
Que es posible amar a otro ser y comprender la realidad de su existencia,
tan real como la mía propia.
Creo en la especie humana, nuestra especie, mi especie.
Creo que somos una especie sujeta a una riquísima evolución:
mental, social y orgánica.
Que nuestra forma en el pasado no era la que es,
y que en el futuro, con toda seguridad, tampoco lo será.
Y creo que ha valido la pena que me levante en medio de la noche
a escribir lo que creo;
porque creo que no soy el único que cree ésto,
y que esta expresión,
estoy seguro y así lo creo,
tiene múltiples ecos y resonancias en múltiples seres y existencias.
E incluso, también creo,
que es bueno y saludable
que los que no lo creen así, puedan, a través de esta expresión, saber
que sí es posible,
por lo menos para este uno que yo soy,
así creerlo.
Francisco Bontempi
Médico y Psicoterapeuta
CREO