La Internet es una enorme bañera, más bien un lago, o mejor aún, un anchísimo mar lleno de palabras. Un caldo espeso de palabras e imágenes donde puedes saltar de una en otra durante miles de años sin nunca caer en el vacío. Todas las palabras, desde que el primer mono aprendió a hablar, han venido a dar a esta bañera. Y ahora un cuento …
EL SUMIDERO DE LAS PALABRAS
“Antes del lenguaje teníamos el cerebro más grande, no había otro lugar para la memoria. Pero con el lenguaje la memoria pasó a estar en el aire, en la oreja de los demás, y en esa cosa extraña que con el tiempo se llamó cultura; y entonces se nos encogió el cerebro un poco. Después la cultura creó los libros electrónicos y la gran bañera de la Internet. Y el cerebro se nos encogió muchísimo más. Ya no era necesario recordar nada, o saber nada; ni siquiera era necesario pensar, bastaba con bañarse en esta enorme bañera colectiva.
Hoy me desperté soñando con este caldo espeso, buceando en busca del sumidero.
El tapón no era distinto al de mi bañera: una goma negra, circular y muy apretada al fondo, una cadena con bolitas brillantes y una etiqueta donde se leía: ‘tapón’.
Intenté tirar de eso, pero no podía, una presión enorme lo aplastaba contra el fondo. Estuve a punto de abandonar mi intento por imposible. Pero soy terco y recordé que, con buen punto de apoyo, una palanca puede mover al mundo.
Busqué entonces la palabra ‘palanca enorme’, la apliqué sobre la palabra ‘punto de apoyo’ y, pan comido, con un pequeño empuje el tapón saltó en medio de miles de palabras que, aspiradas a toda leche, comenzaron a irse, a no sé dónde, mientras la bañera se vaciaba.
Y así se me acabaron todos los cuentos, se me vació la cabeza, y cuando volví a mirar el mundo todas las cosas estaban desnudas, incluido yo mismo, por supuesto, tan desnudo como la vacuidad, que también se me había ido por el sumidero.
Y colorín colorado…”
Francisco Bontempi
Médico y Psicoterapeuta
EL SUMIDERO DE LAS PALABRAS