A veces, en medio de la vida, las cosas nos parecen incompletas, los proyectos aún no realizados, los deseos aún insatisfechos. Sin embargo, una actitud de amor y aceptación por lo que somos completa a lo incompleto y satisface lo insatisfecho.
Sentirse bien tiene que ver con la aceptación de lo que somos.
Aceptar lo que somos no significa quedarse estancado en ello. La realidad es dinámica y, puesto que nada permanece anclado a su forma, la aceptación también es una actitud de puro dinamismo y desprendimiento.
Cada momento, con la simplicidad del amor bien vivido, es la puerta abierta de la eternidad. El instante se baña en la eternidad. La eternidad inunda totalmente el instante presente. Nadie puede evitar actuar. Lo importante es que los conjuntos de las actuaciones deriven en un personaje que sea permeable a la radiación del amor. Las mínimas partículas subatómicas son simultáneamente onda y corpúsculo. Cada nimio instante de nuestra existencia es, al mismo tiempo que un mínimo y finito segundo, la ola sin comienzo ni final que baña a todo lo que es. No se trata de no hundirse y flotar en el mar de las desazones. Se trata de caminar por el fondo y el suelo de la Realidad.
El fondo del mar de la existencia es la pura belleza de ser. Para ser no tienes que hacer nada. El goce de ser es el goce más completo. El amor no consiste en amor y sacrificio. No se sufre por amor. Si se sufre es por deseo y por apego. Pero, puestos a caminar, entre la izquierda de las intuiciones y la derecha de la voluntad el amor camina por la izquierda y se desprende de los pasos de la derecha.
Todo paso es desprendimiento. Nadie puede avanzar sin soltar algo. Si ese sacrificio no es profundamente alegre no se llama amor sino auto castigo. Dar la vida por más vida es amor exquisito. Saberlo es conocer la esencia de Dios. Si Dios es algo es la esencia misma de la Realidad. Si bien todo es fragmentable, todo fragmento es, además de transitorio, inseparable del Todo.
Creación y Creador son la unidad de un solo Dios, la unidad de una sola Realidad. Así también Cuerpo y Alma, son la realidad de un solo Ser.
Belleza, verdad y libertad son los atributos del amor.
El corazón que ama permite que todas las cosas estén en su sitio y que todos los seres sean tal como son. La luz es el mejor símbolo del amor: es la energía conocida más rápida del Universo y nos permite ver y entender lo que somos. La luz ilumina lo que es con pura aceptación. El amor es tan rápido que está aquí y allí al mismo tiempo. La luz del amor no juzga, simplemente pone en evidencia lo que es y lo que somos. La aceptación y la actitud de no juzgar son livianas y llevaderas. Nada hay más liviano que la luz que ilumina y no juzga. La vida es el proceso a través del cual la armonía se conserva, se reproduce y extiende. Toda desarmonía está condenada a la extinción.
En el corazón sabio la fe no flaquea. La fe no es la creencia en otra vida sino la fuerza para vivir la belleza innegable de la Realidad. Es altamente probable que una bacteria del azufre encuentre belleza en ese infierno sulfúrico. La perfección es la armonía de las imperfecciones. Si el cielo teologal es algo es la armonía de la realidad. Para percibir la armonía del entorno hay una condición necesaria: que quien aspire a percibirla experimente su ser como una realidad armónica.
El placer es delicado como los dioses o brutal como las bestias. Sin embargo, sea cual sea su nivel, el placer es bueno por naturaleza. El placer es el canto de la vida y la exaltación del amor. Placer, con placer, complacer, dar placer, recibir placer. Esta es la generosidad. La verdadera generosidad no mide. El amor que mide y calcula ya está muerto.
Un día bien vivido para una noche de profundo descanso. En su belleza la rosa está completa. El descanso perfecto solo es posible en la belleza. En la belleza está saciado el placer y completo el amor. El amor completo no se detiene en la autosatisfacción, se expande en un continuo proceso de dar y recibir. Vivir en paz no es vivir haciendo las paces. Sabio es el que se pierde y sin embargo permanece. Pacífico es el que no necesita luchar para conservar la paz. Verdadero amor da el que no se esfuerza en darlo.
Libre es el que encontró su lugar. Eterno es lo que nunca es definitivo. Flexible es la dulzura de los amigos. Am-or, Am-istad, una misma raíz para el gozo de darse y compartir. El amor es un licor que se estropea con el vicio de juzgar. La humildad es una gran virtud porque no juzga. La casa del amor no está construida con madera, ni piedra, ni cemento, ni bloque, ni ladrillo. La casa del amor está construida con amor. En la casa del amor la luz está dentro y fuera al mismo tiempo. En la casa de la luz el espíritu de la luz goza de estar aquí y allí al mismo tiempo. En la casa de la luz, a la hora adecuada, la sombra se convierte en luz.
Peor que la muerte es la inconsciencia. La muerte es el orgasmo con que el ser se deshace en el Ser. La inconsciencia, o la pseudo consciencia del personaje, es la anorgasmia de un robot que ni goza ni padece. La consciencia esencial es amplia, nace de experimentar simultáneamente muchos planos de lo que somos. La pseudo consciencia del personaje es corta, nace del automatismo del control neuromuscular y es una consciencia secuencial, salta de A a B, a C, a D, a E, etc.
La ciencia y el análisis racional que establece relaciones entre partes y fenómenos no es incompatible con la consciencia de la unidad fundamental de la Realidad. La muerte es el fin de lo transitorio. Nacer es comenzar lo que aún no se conoce. Morir es terminar lo que ya se conoce. Entre nacer y morir está la experiencia de ser parte de algo y algo constituido de partes. Entre las partes grandes y las partículas pequeñas no hay nada, o hay algo que es tan sutil como la nada.
Vivir con consciencia de existir es una propiedad de la realidad. La consciencia no está circunscrita, ni delimitada, ni separada y solo por el error de la identificación está anclada en el cuerpo. De igual modo, la gravedad no está delimitada en un cuerpo ni es una propiedad de cuerpos separados del resto de la realidad. La consciencia no es separable en trozos, es tan homogénea y sutil que la podríamos llamar vacío, nada. Y, sin embargo, es algo. La consciencia sí puede manifestarse como más intensa o menos intensa del mismo modo que un cuerpo puede ejercer mayor o menor efecto gravitatorio sobre otro cuerpo.
El pensamiento y la información sí es separable en bits. La consciencia de ser es experimentable por el sujeto consciente de ser. Esta tautología es innegable. Sin embargo, es fácil confundir la consciencia operativa y secuencial, propiedad del ego y el pensamiento, con la consciencia esencial y simultánea. Es un error confundir consciencia esencial con consciencia secuencial. La consciencia esencial es al mismo tiempo consciencia de esto y lo otro, de la música y el color, del sabor y el aroma, de adentro y afuera. El pensamiento consciente, en cambio, está ahora aquí y un instante después está en otra cosa.
Francisco Bontempi
Médico y psicoterapeuta
PARTÍCULAS Y ONDAS DE REFLEXIÓN.
6 abril, 2020
Te mando un abrazo muy grande Paco